En la plantación del rey de Marruecos en Dajla, ciudad ocupada del Sáhara Occidental, son colonos de Marruecos los que cultivan tomates y melones de manera lucrativa. Frente al recorte incesante de puestos de trabajo, estos empleados han ejercido protestas en Casablanca y para cortarlas de raíz las autoridades les han prometido recuperar sus puestos de trabajo.
A unas pocas decenas de kilómetros de Dajla se encuentra la finca real de Tiniguir, plantación que pertenece al rey de Marruecos en la tierra que ocupa ilegalmente. Aquí, solo los trabajadores marroquíes son empleados para cultivar los terrenos, y se excluye a la población saharaui. Para atraer a trabajadores de Marruecos, se levantaron pequeñas casas para ellos dentro de la
finca del rey.
Desde agosto de 2010, pequeños grupos de trabajadores han sido continuamente desalojados de sus viviendas en Tiniguir. Tras una protesta de solidaridad con ellos en la plantación, se despidió a 40 empleados. Desde entonces, los trabajadores se han unido en un sindicato que ha iniciado una sentada delante de la Administración General de Propiedades Agrícolas en Casablanca el 03 de noviembre de 2011. El” wali” (gobernador) de Dakhla ha prometido restituirles en sus puestos de trabajo si ponen fin inmediato a su protesta y se incorporan a la “wilaya” (su localidad de residencia), según el
periódico marroquí Lakome.
Una foto de las páginas Web de Lakome muestra a los manifestantes que protestaban - bajo una bandera marroquí.
Y aquí se encuentra la mayor controversia: los trabajadores en las plantaciones de los Reyes son los colonos marroquíes. Los compromisos en materia agrícola son parte de la estrategia de Marruecos para seguir colonizando el sur del Sáhara Occidental. La propaganda oficial marroquí clasifica las actividades agrícolas como parte del "desarrollo de las provincias del Sur". Sin embargo, este "desarrollo" se lleva a cabo sin la participación del pueblo saharaui, que no obtiene ningún beneficio.
Algunos de los más grandes productores activos en la zona en litigio son las compañías francesas AZURA y YDYL, cuya producción está disponible en toda Europa. Solo a través de estas dos empresas, hay hasta 10.000 personas empleadas en la industria del tomate en la región de Dajla. La mayoría de los empleados son de origen marroquí. Debido a la controversia, las cadenas de supermercados en Escandinavia se han negado a comprar tomates procedentes de Dajla.
Con el fin de tratar de disminuir la dependencia de la pesca en esa zona, Tiniguir se convirtió en la pionera de un
proyecto piloto iniciado en 1989 por orden del difunto Rey Hassan II. Su éxito ha atraído a numerosos inversores a la región de Dajla, que hoy alberga al menos 11 fincas agrícolas.